Patrullero victima de atentado en Bolívar: «Estoy vivo en esta tierra por la misericordia de Dios».

Estoy vivo en esta tierra por la misericordia de Dios Patrullero James Navarro.

Para la fecha del 25 de abril, el patrullero James Navarro salió a su turno de vigilancia que le correspondía como de costumbre con su compañero de patrulla en el municipio de Hatillo de Loba en el sur de Bolívar, habían pasado aproximadamente dos horas de patrullaje cuando inesperadamente fueron abordados por dos sujetos que les dispararon en repetidas ocasiones, los uniformados repelieron el ataque y uno de los delincuentes salió herido, pero la peor parte la recibió el patrullero Navarro quien recibió un impacto en el pómulo izquierdo y otros tres los recibió en su abdomen que lo dejaron gravemente herido.

El Patrullero James Navarro Bastidas fue auxiliado por sus compañeros que lo llevaron al hospital del pueblo donde a duras penas podían prestarle primeros auxilios y detener la hemorragia para que no entrará en shock.

Una ambulancia acuática partió a gran velocidad desde el municipio de Hatillo de Loba hacia Plato Magdalena donde al patrullero se le hizo una primera cirugía, pero su estado de salud seguía siendo crítico y los médicos decidieron trasladarlo al hospital de Santa Marta donde estuvo varios días en UCI con un coma inducido. Un hongo le contaminó la sangre lo que hizo aún más crítico su estado de salud. 

Por momentos la vida parecía escapársele, pero su fortaleza, las cadenas de oración de sus compañeros policías adscritos al Departamento de Bolívar, la de todo un pueblo y la fe en Dios, lo mantenía luchando como todo un guerrero.

Cuenta que en su mente estaba fija la imagen de Dios que lo sostenía. “Yo dije Dios está conmigo, no me voy a morir”, «Estoy vivo en esta tierra por la misericordia de Dios» narró desde la cama del hospital donde satisfactoriamente se recupera acompañado de su familia y de su inseparable hermana Ludys quien desde que se enteró del hecho esa misma madrugada, no lo desampara ni de noche ni de día.

Para Ludís, la noticia le cayó como un balde de agua fría, presintiendo lo peor. Como pudo empacó un poco de ropa, le encargo su pequeño hijo a una de sus hermanas y con los primeros rayos del sol abordó una lancha para llegar al Banco Magdalena. Lo que vio al llegar le partió el alma, era su hermano en una cama de hospital, luchando por ganarle la batalla a la muerte.

Ella se aferró a Dios, no había parado de orar desde que se enteró del suceso, el muchacho estaba siendo atendido ya le habían hecho la primera cirugía en el pómulo pero tenía una bala alojada en su columna y requería de una atención más especializada. Los médicos decidieron trasladarlo hasta Santa Marta por tierra, fueron seis largas horas de camino a bordo de una ambulancia que se abría camino para ganarle tiempo al tiempo. “Iba intubado y yo a su lado rogaba a Dios que le permitiera llegar con vida. Fueron momentos muy angustiantes la ruta por Valledupar se hacía interminable, pero llegamos y de inmediato los médicos corrieron a atenderlo. Mi hermano se salvó gracias a Dios”.

A Jamer se le oye contento, esperando recuperarse del todo para volver a su Institución a esa que llegó hace 14 años y la cual le ha dado grandes satisfacciones. Ha sido condecorado en varias oportunidades y agradece toda la atención que han tenido con él y su familia en estos momentos tan difíciles.

El patrullero de extracción muy humilde es el último de nueve hermanos y el único que desde pequeño le llamó la atención ser Policía. Vive en Henequén un corregimiento del municipio de Magangué, Bolívar, donde lo esperan con los brazos abiertos para celebrar el milagro de estar vivo. “Dios existe y yo doy fe de ello”.

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