Por Danilo Auza Freite.
Llega a mi pensamiento los crueles momentos de sufrimiento que padeció nuestro señor Jesucristo al entregar su vida por amor a la humanidad en la cruz del calvario, la biblia enseña que el castigo y la crueldad fue tanta para con el hijo de Dios que su aspecto fue desfigurado, hecho que causó tal asombro entre las multitudes que fueron testigos de estas cosas; pereciera que toda la maldad del mundo en ese entonces hubiese arremetido contra él; así como está escrito en Isaías 52:14 “De la manera que muchos se asombraron de ti, pueblo mío, así fue desfigurada su apariencia más que la de cualquier hombre, y su aspecto más que el de los hijos de los hombres”.
Durante su recorrido al Gólgota, Jesús llevo sobre sus hombros una cruz que según algunos textos pesaba aproximadamente 74 kilogramos y tenía una longitud de tres metros, esto sin contar que sobre su cabeza fue puesta una corona de espinas que le causaba dolor en su rostro; durante el trayecto Cristo fue azotado, escupido y humillado por muchos, posteriormente fue clavado de pies y manos en el madero; ante esto, mi mente no puede dimensionar cuán grande fue el dolor que generaba cada martillazo en la humanidad de Jesús; por último los romanos le incrustaron una lanza en su costado derecho, solo para cerciorarse si ya había muerto.
Estoy seguro que ningún terrenal hubiese soportado ni la cuarta parte de lo que padeció Jesucristo en su pasión y muerte, también estoy convencido que ningún humano estaba en la capacidad de tomar por encargo la misión redentora de nuestro señor, solo el poder divino de Dios en su majestuosidad y por amor a la humanidad delegó tal misión a aquel que se despojó de su trono y se manifestó en carne para pagar el precio de nuestros pecados en la tierra, esto es el verdadero misterio de la piedad.
1 Timoteo 3: 16 “E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria”.
Dios quiere regalarnos a todos sin excepción la bendición de hacer parte de su pueblo, su palabra enseña en Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Este sacrificio tan grande que hizo nuestro señor Jesucristo no puede quedar en vano, es necesario reconocer en nuestro corazón que Dios nos está dando las llaves de la salvación mediante el arrepentimiento y el bautizo en el nombre de Jesús, pero y con todo esto es necesario agradar a Dios todos los días de vuestra vida, siendo fieles y apartados del pecado.
Amigo, Dios tiene todo el poder y la autoridad en los cielos y la tierra para cambiar tu vida, para hacer de ti una persona renovada, para él no hay nada imposible, no hay problema que él no conozca de tu vida, incluso te conoce desde antes de nacer, es por esto que dio todo por ti en la cruz del calvario, gracias a sus misericordias y a su infinito amor.
Búscale pronto mientras pueda ser hallado, abandónate en el amor del señor y él se encargará de cambiar tu vida, quitará todas tus cargas y tristezas y romperá todas las cadenas que te llevan cautivo al pecado, él nos ama tanto que todos los días nos da una nueva oportunidad de servirle, alabarle y glorificar su nombre.
Dios te bendiga.