Lo que para el común denominador representaba la solución al conflicto armado en Colombia relacionada con la famosa Paz Total, ahora es el calvario de muchos colombianos que sufren en carne propia el incremento de los azotes de la violencia y la inseguridad en muchas regiones del país, si bien es cierto que, el gobierno intentó hacer un acercamiento con los grupos al margen de la ley para buscar una solución pacífica, los alzados en armas solo se burlaron de un proceso improvisado y lleno de muchos vacíos en temas juridicos, justicia y reparación.
“Trabajaré para conseguir la paz duradera y definitiva como nunca se ha visto en Colombia” estas fueron las palabras del presidente Gustavo Petro en su discurso de posesión como presidente de los colombianos, según Petro, el conflicto entre el ELN y el estado de Colombia terminaría en mayo de 2.025, pero de eso nada se ha materializado.
El gobierno trató de hacer más ambiciosa la “Paz Total” tratando de incluir nueve grupos entre los que se encuentran las disidencias del estado mayor y de los bloques y frente de las FARC, Segunda Marquetalia, Comuneros del Sur, Clan del Golfo, el ELN, Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada y las bandas urbanas del Valle de Aburrá, Quibdó y Buenaventura. Para los expertos esto no fue algo acertado al tratar de negociar con varios grupos a la vez, lo cierto es que, en primer momento las conversaciones con el ELN terminaron sin soluciones, los actores del conflicto se levantaron de la mesa de negociaciones y ahora este grupo subversivo goza de una zona de confort más amplia, viviendo de las economías ilegales que les permitieron fortalecerse mientras existía el supuesto dialogo.
“Se han presentado errores graves en la Paz Total del gobierno, iniciando con un cese al fuego sin zonas de negociación, concentración y verificación, esto no solamente ha oxigenado a los grupos con quien se pretendía negociar, sino que, también ha parado la acción de la Fuerza Pública que se ve un poco confundida y no actúa por temor a violar el cese al fuego” afirmó el ex comisionado de Paz Víctor G Ricardo.
En los avances de las negociaciones, solo el grupo comuneros del sur está desarrollando coordinaciones de desmovilización y entrega de armamento de guerra pero el proceso ha sido muy lento y lleno de contratiempos. El negociador de paz del gobierno insiste en que, tienen la responsabilidad de meterle el acelerador a compromisos como la sustitución de economías ilícitas de estos grupos por recursos legales de acuerdo a la normatividad.
Mientras esto ocurre, los frentes de alias Calarcá y André Avendaño libran una guerra a sangre y fuego contra Alias Mordisco por el control del territorio, lo que ha desencadenado el aumento en personas asesinadas y el desplazamiento de centenares de personas en el centro y sur occidente del país
Sin embargo, el Gobierno insiste en que falta un año, donde todos los procesos de negociación con los grupos alzados en armas se agilizarán, afirmó Armando Novoa Jefe del Gobierno en la mesa de negociación.
Lo cierto es que, hoy el gobierno libra una guerra a contra reloj para restablecer la paz en las zonas del país donde se adelantan las negociaciones y también para para que, se apruebe una ley de sometimiento que no ha sido recibida con buenos ojos en el congreso.
El país está viviendo una escalada de violencia por acciones criminales de los grupos alzados en armas, claro ejemplo de ello son los paros armados, el confinamiento de zonas en el Catatumbo y las acciones violentas que se han registrado en los últimos días en el sur de Bolívar, estas acciones generan miedo en la población civil.
Cada vez más los alzados en armas incrementan sus economías ilícitas y aumento en su pie de fuerza, es por esto que al gobierno según los analistas, le va a quedar muy difícil solucionar el tema de la seguridad porque no le va alcanzar el tiempo para ese propósito, más aún en un año neurálgico por la condición pre-electoral.
En la otra orilla de la seguridad que se vive en las grandes y pequeñas ciudades las autoridades también libran otra batalla contra fenómenos expansivos como el expendio y consumo de alucinógenos, el hurto, la extorsión y el homicidio que va en aumento con relación al año inmediatamente anterior, cada vez la sensación de inseguridad se toma a las urbes y los ciudadanos no se sienten seguros.