“La fe salvó a mi pequeña y decidí llamarla Jacqueline del Carmen”: Doña Marina.

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Una gastroenteritis que amenazaba con arrebatarle la vida a su pequeña hija de tan solo dos meses de nacida, hizo que Doña Marina Ester Blanco Carey, subiera al Cerro de la Popa descalza y con ella en sus brazos a pedirle un milagro a la Virgen. “La fe salvó a mi pequeña y decidí ponerle Jacqueline del Carmen”.

Esta es la historia de una mujer guerrera que en medio de la extrema pobreza sacó adelante a Jacqueline Perea, la abogada que hoy quiere gobernar a la Heroica Cartagena de Indias con una amplia visión de desarrollo y con oportunidades para todos.

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El esfuerzo, el sacrificio y la lucha de Doña Marina Ester Blanco, comenzaron a dar frutos, su hija quien nació en un marginado sector de Olaya Herrera y que a falta de muñecas le tocaba jugar con cangrejitos vivos en medio del fango y las aguas de la Ciénaga de la Virgen, estudió y se gradúo de abogada a los 40 años sorteando toda clase de dificultades.

Durante siete años vivió en Olaya Herrera donde le tocaba caminar a pie descalzo por aquellas callecitas fangosas abonadas con conchas de coco y donde para pasar de un lado a otro había que utilizar los puentecitos de tabla construidos por los mismos vecinos, “era todo un viacrucis» recuerda Doña Marina.

La vida los llevaba de un lugar a otro, del sector Pekín en Olaya, llegaron al barrio Los Caracoles, luego se mudaron para Villa Rosita y de allá al barrio Los Cerezos donde Jacqueline comenzó a meterse en la política y fue elegida presidenta de la JAC, *“bueno gracias a ella y a su lucha social ese barrio es hoy lo que es, pero fue una lucha de muchos años, porque era un sector de invasión y ella logró que fuera legalizado”*, cuenta Doña Marina.

Su empuje de mujer cartagenera le permitió seguir estudiando y hoy tiene especialización en gerencia social, es magister en ciencias políticas y gobierno, y una reconocida líder que ha ganado muchas luchas en defensa de los más necesitados.

*“Admiro a mi hija porque es una mujer que no se rinde, ella es perseverante y siempre logra lo que se propone, hoy les quiero pedir que me la apoyen para que llegue a la Alcaldía y pueda demostrar que si se pueden hacer bien las cosas, esta ciudad necesita gente que entienda lo que sienten los más vulnerables”*, dice Doña Marina.

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A sus 71 años de edad, describe a su hija como una luchadora, rebelde con las causas, recuerda que desde niña y ya adolescente era su apoyo para llevar el sustento a sus hermanitos y guerreaba cada centavo para sobrevivir vendiendo jugos y empanadas en las esquinas y a veces en los puertos desde muy temprano. “yo me levantaba a las tres de la mañana a hacer las empanadas y cuando eran las seis ella salía a venderlas en un carrito que empujaba hasta un punto donde se ubicaba y ahí junto con uno de sus hermanos vendían todo”.

Hoy, cada salida de Jacqueline a recorrer los barrios buscando el apoyo para ganar la Alcaldía de Cartagena este 29 de octubre, es una advertencia de su madre, *“Jacque no propongas lo que no puedas cumplir”*, esas palabras son como una sentencia para que su hija haga una verdadera política.

Dice Doña Marina, que la vida les cambió cuando Jacqueline conoció a José del Toro, con él se casó y conformaron una bonita familia hace unos 25 años.  “A pesar de que su vida cambió ella sigue teniendo un corazón humilde, así como usted la ve, sonriente, abrazando a la gente, ayudando desinteresadamente, así es siempre, siente un gran amor por sus hijos y yo le doy gracias a Dios y a la Virgen por ese milagro de vida. Yo le digo hija siempre recuerda de dónde vienes y ella me dice mamá yo no quiero que ningún cartagenero viva esa misma situación que nosotros vivimos donde las oportunidades eran escasas. Ella me dice que quiere dejar una huella bien marcada que si llega a la Alcaldía trabajará incansablemente para que todos tengas oportunidades de echar pa’ lante, eso yo lo tomo como una promesa”.

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