Por: William Hundelshauseen Carretero.
Aunque no podemos ver con ojos terrenales el inmenso amor de Dios por la humanidad, percibimos ese maravilloso sentimiento en nuestras vidas, y es precisamente con las cosas que el señor hace por nosotros todos los días, aún sin darnos cuenta; es por esto que hoy, quiero enfocarlos en la historia de la oveja huérfana, un hecho no muy común pero aleccionador que sucede con las ovejas; cada cierto tiempo la oveja da a luz un cordero al cual despreciará.
Aunque no se sabe a ciencia cierta el porqué de este extraño comportamiento, existen diferentes motivos que se cree son los que llevan a la madre a rechazar a la cría, uno de ellos es producido por el cambio en la conducta social de la oveja durante el parto.
Este es un acto muy desalentador para el pastor, quien observa el desprecio de la madre hacia a la cría; incluso muchos cuidadores de ovejas han sido testigos de cómo la madre llega a patear fuertemente a la cría si esta llegase acercarse a ella y una vez que ella lo ha despreciado no vuelve a cambiar de opinión.
Las crías al verse rechazadas por su madre inclinan su cabeza tan bajo que parece que algo estuviera mal con su cuello; estos animales reciben el nombre de «corderos huérfanos».
La subsistencia de un cordero huérfano dependerá única y exclusivamente del pastor, quien es el encargado de alimentar y proporcionar todos los cuidados necesarios al animal, de lo contrario este no sobreviviría.
El pastor hace un excelente trabajo con el cordero abandonado, lo lleva a su casa, lo alimenta a mano y se encarga de mantenerlo caliente junto al fuego; lo envuelve en mantas y lo mantiene junto a su pecho para que el animal pueda escuchar los latidos de su corazón y se sienta seguro.
Una vez que el cordero ya está lo suficientemente fuerte, el pastor lo lleva nuevamente al campo y lo deja junto al resto del rebaño… Pero si hay algo que esa oveja siempre recordará fue la forma como el pastor cuidó de él cuando su madre lo despreció.
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Podemos estar seguros de que la oveja huérfana conoce la voz del pastor mejor que el resto de los ovinos, ella confía plenamente en él y corre hacia sus brazos segura. No significa que el pastor ame más a la oveja huérfana, sino que ella conoce íntimamente a quien la ama; ella ha experimentado ese amor cara a cara y sabe cuan profundo es.
Muchos de nosotros somos como esa oveja huérfana, andamos por la vida rotos y abandonados; Jesús es ese pastor que nos ama y cuida. Una vez que la vida o las personas nos han desechado, él nos cuida, nos alimenta y nos mantiene cerca de su corazón; de modo que podemos estar rotos, pero el amor del pastor reconstruye cada área de nuestro interior.
«Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá», Salmos 27:10.
Un padre demuestra su amor por los niños, entre otras cosas, asegurándose de que obtengan todo lo que necesitan, siempre que pueda hacerlo. Sin embargo, los padres se quedan cortos en esto. He hecho todo lo posible por mis hijos, pero sé que no he sido perfecto. Los padres humanos están lejos de ser inocentes; Pero el Señor Dios no tiene esas limitaciones. Él te cuida. Él te da vida, aire para respirar, comida para comer, una casa para vivir, ropa para ponerte, gente a tu alrededor para amar, lujos para disfrutar. ¡Qué buen padre es! El hecho de que Él sea tan poderoso, por supuesto, plantea la pregunta: ¿qué pasa si las cosas salen mal? ¿Cuándo se detiene mi trabajo, cuando mi cuerpo se debilita, cuando las relaciones van mal? Luego hay algunas certezas.
Primero que nada: Dios te ama y no te ha olvidado. En segundo lugar: no le falta el poder para resolver tu problema. Eso significa que tiene otro plan detrás. No siempre podemos ver eso. Pero siempre tiene que ver con el hecho de que el Señor Dios no quiere que estemos satisfechos con lo que esta tierra tiene para ofrecer. En cualquier caso, nunca lo dudes: Él te cuida. Él te da lo que necesitas ahora y te prepara para una eternidad que es más gloriosa de lo que puedes imaginar ahora. Y recuerda que Dios es un verdadero padre que siempre esta cuando más lo necesitamos. ¡A él sea toda la gloria ahora y para siempre! ¡Bendiciones!