El Pacto Hipócrita.

Beso-Benedetti-Petro

Por Juan Diego Perdomo Alaba.

El ‘Benedettigate’ que tiene al gobierno de Gustavo Petro en una crisis reputacional de la que nadie sabe cómo irá a salir nos deja varias reflexiones y enseñanzas.

La primera es la responsabilidad que se debe tener al momento de nombrar a funcionarios en posiciones claves del Alto Gobierno. La exjefe de gabinete, Laura Sarabia, no por ser joven es mediocre, como han dicho por ahí. De hecho, es una funcionaria «eficiente». O al menos así lo reconoce su exjefe, Armando Benedetti. Pero para ser Jefe de gabinete, se necesitan otras cualidades y capacidades más específicas, como tener una amplia experiencia en el quehacer de lo público y un altísimo perfil profesional. Pero, sobre todo, saber gestionar el poder, pues este no es para todo el mundo. Este cargo, por su naturaleza, acumula muchísimo poder, por eso toca estar preparado. Pero esta bisoña ambiciosa, profesional en Relaciones Internacionales que siempre militó para la Derecha desde el partido de La U, y que -dicho sea de paso- nunca estuvo de acuerdo con respaldar a Petro, se encontró con la oportunidad de su vida de la mano de Benedetti, pasando del anonimato al desprestigio.

La segunda es que, por lo visto, Gustavo Petro es sagaz para unas cosas pero ingenuo para otras. O se hace el pendejo. Nunca debió ningunear al excongresista barranquillero ni alejarlo del Gobierno, pues a un aliado de coyuntura y potencial enemigo es mejor tenerlo cerca. Pero calculó mal. Resulta que como Benedetti estaba sub júdice y precedido de una imagen bien ganada de politiquero y borrachín sin escrúpulos, al presidente le pareció inconveniente meterlo en el gabinete y prefirió mandarlo de embajador a Venezuela. Y ahí empezó todo. A Armando le pareció -y con razón – que no se le estaba dando la importancia que, por su alta incidencia en la campaña, merecía. Y Sarabia tampoco ayudó, pues, como agarró vuelo propio, lo desconoció.

Las deslealtades son muy comunes en estos proyectos políticos de coyuntura pegados con babas donde nadie le guarda la espalda a nadie. El actual gobierno comenzó como una colcha de retazos que ni el mismo Petro logró controlar. En asuntos de comunicación de gobierno, perder la vocería es fatal. Antes del remezón, cada ministro asumía posiciones inconsultas que luego eran desmentidas con un trino presidencial. Alerta de desorden e improvisación.

No era como en la época de Álvaro Uribe, donde solo él tenía el control absoluto de su gabinete y contaba con personal kamikaze a su disposición para inmolarse por él. De hecho, más de una docena está presa por proteger al caudillo paisa. En el caso Petro no; su realidad política es un ‘sálvese quien pueda y como pueda’.

La tercera es que la izquierda es sectaria, y el petrismo y el progresismo se consideran dueños de la moral y están convencidos de estar del lado correcto de la historia, y por ello son buenos para polarizar, ya que acusan de corrupto y bandido al que piense diferente. Pero resulta que cuando Roy Barreras y Armando Benedetti llegaron a la campaña del Pacto Histórico para romperle el techo electoral a Petro, nadie dijo nada, todos callaron. Ahí sí eran buenos y correctos. Pero, qué duda cabe: sin el método y pragmatismo político de este par de curtidos lagartos, aquel jamás hubiese podido ser presidente de Colombia. Ahora, tras la debacle, son tratados por la bancada petrista como «camarilla de politiqueros«. El Pacto tiene tanta moral que la tiene doble.

En el Departamento de Bolívar, por ejemplo, Petro recibió el respaldo de dos reconocidos parapolíticos, acercados por Roy: William Montes y Miguel Ángel Rangel. En su momento, todo el ‘buenismo local’ calló. Y esos mismos que en su momento guardaron silencio hoy hablan de derrotar en las regionales de octubre a la «clase política tradicional«. Son esos mismos a los que la ¿O sea que si Perencejo está contigo es bueno pero si está conmigo es malo?; ¿qué lo redime?, ¿acaso ser de izquierda, la ideología de los impolutos e inteligentes?

En campaña Benedetti les servía; hoy no. Por eso entiendo su indignación. La foto de este par foqueado montado en una avioneta es bastante peculiar, por decir lo menos. Ambos se instrumentalizaban; el uno soñaba con tres ministerios y una hoja de vida sin tacha, y el otro con la Presidencia a cualquier costo.

La cuarta está relacionada con la excusa de manual que tienen los extremos políticos para distraer a la ciudadanía de lo realmente importante, es el de matar al mensajero para desacreditar el mensaje.

No aplica para este reciente escándalo, ya que esta crisis política no la generaron los medios de comunicación ni la oposición, como alega en redes la ‘mamertera radical’. La provocan, por mera ambición, los mismos que llevaron a Petro a ser gobierno. Esta es una implosión política de la que dudo mucho el mandatario pueda reponerse con facilidad. Y buscar a un enemigo externo tampoco le funcionará, pues, según la última encuesta de Invamer, el dictadorzuelo de Twitter, Nayib Bukele, goza de una alta favorabilidad en el país, mucho mejor que la del mismo Petro. Vaya paradoja.

En síntesis, el Pacto Histórico, que parece más uno hipócrita, murió con Petro presidente el 19 de junio de 2022. Que se olviden quienes piensen que Petro les va a trasferir votos porque sí. Y menos ahora.

Ojalá el mandatario recomponga el camino, pero su tozudez y soberbia se lo impiden. Seguirá trinando como si fuera candidato, o siendo su propia oposición. Y renegando de quienes lo llevaron a la Casa de Nariño. Si lo hizo con su propio hijo, ¿qué se deja para el resto? Petro es un autista de la política que no tiene códigos y que solo se quiere a sí mismo. Eso sí, no dudo de su honradez, pero sí de su eficiencia administrativa. Es un pésimo gobernante. Se pierde en la prosa y olvida el verbo porque se zambulle en unas reflexiones filosóficas profundas que lo hacen olvidarse de lo fundamental: resolver los problemas del país.

Y solo hasta cuando deje de insistir en el Qué a capricho, para enfocarse en el Cómo consensuado, es que podrá arrancar -por fin- a gobernar.

De lo contrario será otro presidente para el olvido.

Juan Diego Perdomo Alaba es Comunicador Social de la Universidad de Cartagena  – Consultor en Asuntos de Gobierno y Comunicación Políticademocracia solo les sirve cuando les favorece.

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